Estar enamorado puede ser sinónimo de muchas cosas dependiendo del mapa mental del enamorado. Existen personas que asocian este periodo con la dicha, la plenitud y la euforia pero también existen casos de personas que sienten el vértigo de volver a sufrir, de volver a caer ante el polo opuesto del amor: el desamor deja una huella prolongada. Aprender a disfrutar de ese momento de la vida es todo un aprendizaje vital que te enseña a vivir el presente, a no adelantarte a los acontecimientos del futuro y a aceptar lo que tenga que ser.
Tres cosas que pueden venirte bien en cualquier contexto de la vida porque son necesarias. Estar enamorado es la posibilidad de seguir creciendo a nivel interno con la sensación de que otra persona está puesta en tu destino de una forma predeterminada. La magia se rompe por completo en la decepción, pero la realidad es que en el momento inicial del enamoramiento, todo parece perfecto, incluso cuando ese enamoramiento solo queda en una ilusión óptica a largo plazo.
Estar enamorado te rejuvenece por dentro y también por fuera. En medio de la ilusión, te arreglas mucho más, cuidas más tu imagen, tienes un brillo especial en la mirada… Por tanto, no existe mayor terapia de belleza y más natural que la que se produce como consecuencia del amor.
Estar enamorado es bonito, pero también puede ser un problema, si por ejemplo, la persona de la que te has enamorado no es aquella con la que compartes tu vida. Existen amores imposibles, historias difíciles que en ocasiones, puede ser mejor aparcar cuando es mayor lo que se arriesga que aquello que se gana. Estar enamorado es algo que solo se vive de verdad en ocasiones muy puntuales a lo largo de toda la vida. Existen grados más bajos de amor como la atracción física, el gustar o el flirteo.