Nadie debería renunciar a su personalidad nunca. Existen limitaciones a la hora de ser uno mismo ante cualquier persona. Por ejemplo, la timidez puede ser un obstáculo, el miedo al qué dirán, el temor a que los demás no piensen del mismo modo, el pánico ante el rechazo o el vacío social. Sin embargo, no hay nada que resulte tan estimulante como encontrarte con personas que tienen personalidad, y no renuncian a ella. Se muestran seguras de sí mismas, son decididas, dicen lo que piensan y tienen un encanto personal que se refleja en una personalidad llena de fuerza.
La personalidad refleja, en parte, el lado emocional de un ser humano: su modo de ser. Mientras que la belleza física no permite profundizar más allá de un simple golpe de vista, el modo de ser de alguien es mucho más complejo, por ello, lleva tanto tiempo conocer a una persona en realidad. En la vida, mostrar tu personalidad te ayudará a tener un buen nivel de autoestima. Te ayudará a quererte tal y como eres. Y este amor propio es beneficioso para poder tener otras amistades.
Irás ganando fuerza y seguridad para ser tú mismo en la medida en que vas encontrando entornos, espacios y grupos con los que conectar de verdad. Eso te ayudará a fortalecerte cuando estás con personas que son diferentes a ti y piensan de distinto modo. Además, es bueno también estar con gente diferente porque en la amistad, las diferencias enriquecen mucho. Te permiten ser tú mismo y disfrutar del momento presente.
Tampoco renuncies a tu personalidad en el entorno laboral. Existen personas que de forma curiosa tienen mucho carácter en su vida personal, y sin embargo, no lo tienen en la oficina. La felicidad muestra que tienes que ser el mismo en todos los entornos sociales.