El término relación remite al vínculo que existe entre dos personas. Como tal, toda relación sana está basada en la posición de igualdad entre hombre y mujer. Sin embargo, dependiendo de la personalidad y de los valores de una persona es posible caer en roles poco saludables como la sumisión. La sensación de que uno está por encima del otro, tiene poder y control sobre la personalidad ajena, siempre es una persona quien toma todas las decisiones y tiene más voz en la pareja. ¿Cómo terminar con una relación de sumisión?
Aquel que está sometido en algún momento tiene que tomar conciencia de cuál es su situación y de por qué permanece enganchado en una relación que no es gratificante. Una vez que abres los ojos y ves la luz, como explica el propio Platón a través del Mito de la Caverna, tienes más opciones de darte cuenta del camino de salida y de dónde quieres estar para ser feliz. No te conformes con el mínimo amor cuando puedes experimentar mucho más cariño del que tienes.
Por otra parte, muchas veces, para romper con una relación de sumisión también es positivo pedir ayuda psicológica para reflexionar sobre uno mismo y tomar las riendas de la propia vida. No se trata de un proceso fácil porque nadie cambia su forma de vivir de un día para otro. La forma más radical de sumisión es aquella en la que hay algún tipo de maltrato físico o emocional. En un caso así, incluso el entorno puede poner de su parte para no convertirse en cómplice silencioso de una situación de este tipo.
La igualdad es sinónimo de una relación de amor o de amistad positiva en la que las dos personas se alimentan mutuamente porque disfrutan compartiendo tiempo en común y son muy felices.