Existen diferentes elementos que actúan como motor de atracción entre dos personas. Por una parte, y sin duda, la más evidente, la belleza física es esa primera toma de contacto entre un chico y una chica. De este modo, la atracción física se basa en el impacto que causa la belleza de otra persona. No se trata de ser el chico o la chica más guapa del mundo, sino de tener unos rasgos que llaman la atención. Por ejemplo, unos ojos bonitos o una sonrisa perfecta.
A nivel emocional, el modo de ser también puede atraer mucho. Es decir, en la medida que te dejas envolver por los valores, la forma de comportarse y de ser de la persona que te gusta, entonces, también empiezas a experimentar ganas por conocerle. De hecho, esta atracción es muy importante, de lo contrario, la atracción física se queda vacía. En una cita, es necesario estar con alguien con quien poder hablar y mostrarte tal y como eres. Si entre dos personas la conversación se acaba en media hora, entonces, existe poco futuro en común.
La elegancia es la forma de belleza exterior que no muere con el paso de los años. Pues bien, el estilo también transmite mucho carisma. En este caso, la presencia de una persona se nota en positivo desde que entra por la puerta de una habitación. La belleza externa es más atractiva cuando va acompañada también por el saber estar a nivel interior.
La inteligencia es un valor muy importante. De este modo, conocer a una persona muy formada e inteligente puede resultar muy interesante. Al menos, será una persona de la que se puede aprender cosas nuevas. Tener aficiones en común, une mucho a dos personas. Para finalizar, existen valores que pueden resultar atractivos, por ejemplo, la generosidad.