Las primeras citas describen el inicio de una historia que puede evolucionar o terminarse pronto. Existen errores frecuentes en estos primeros planes compartidos en común. ¿Cuáles son estos posibles gestos? Enumeramos tres ejemplos.
Prolongar las citas sin ilusión
Cuando estás conociendo a una persona, eres libre de tomar la decisión de no continuar quedando con ella. Sin embargo, puede ocurrir que el protagonista concrete próximas citas con la expectativa de que algo cambie a partir de entonces y se produzca una conexión no experimentada hasta el momento.
Eso no significa que tengas que llegar a una conclusión general en una primera cita para confirmar o descartar la posibilidad de una segunda cita. Sin embargo, si el tiempo pasa y al escuchar tu voz interior tienes claro el mensaje, es recomendable atender esta información de falta de ilusión.
Compartir información muy personal
Puede ocurrir que confíes algún dato muy personal y poco después te arrepientas de haber hecho partícipe de esta información a una persona con la que no tienes tanta confianza. Quizá incluso pierdas el contacto con quien has vivido estas primeras citas. Existen muchos temas de conversación de los que es posible hablar en una primera cita. La confianza no es inmediata sino que se crea poco a poco.
Altas expectativas de futuro
No siempre resulta sencillo ajustar la ilusión a la realidad cuando el efecto de la idealidad lleva al protagonista a visualizar un futuro en común para el que todavía no existe una base sólida. La anticipación es un fallo frecuente no solo en las primeras citas, sino en otros muchos momentos de la vida.
¿Qué ocurre cuando una persona piensa más en el momento después que en ese presente? Que no disfruta verdaderamente de aquello que ocurre ahora. Y, por tanto, no actúa como protagonista de estas primeras citas.