La vida nos ofrece la oportunidad de reforzar lecciones que dejan una huella especialmente intensa en nosotros porque no son la consecuencia de la teoría, sino de la vivencia experimentada. ¿Cuáles son las lecciones que aprendemos después de una decepción?
Expectativas altas
Aunque corremos el riesgo de hacer responsable al otro de nuestra herida, los matices que acompañan a esta situación son tan complejos que puede ocurrir que el error sea propio al haber puesto expectativas demasiado altas en otra persona. Nadie está llamado a cubrir todas las expectativas de los demás. Por tanto, podemos aprender que debemos desprendernos más de este filtro previo para vivir más conectados a la realidad.
Decepcionamos a los demás
Todos los seres humanos somos diferentes pero también tenemos puntos en común. Todos hemos experimentado la decepción en algún momento (y volveremos a sentirla en el futuro), pero no todas las personas conectan con la humildad de reconocer que ellas también pueden producir esta sensación en los demás.
Cuando somos conscientes de ello también tenemos más comprensión con los errores propios y ajenos. De hecho, la sensación más dolorosa que podemos experimentar no es aquella que se produce cuando alguien nos defrauda. No hay nada comparable a la sensación de desencanto que tenemos cuando estamos decepcionados con nosotros mismos.
Nada es permanente
Una decepción de un momento no es la garantía de una secuencia de acontecimientos futuros alineados con esta sensación. Puedes experimentar una decepción concreta en un momento determinado y volver a reencontrarte con esa persona observando este capítulo como un fortalecimiento del vínculo. Lo mismo ocurre cuando la decepción afecta a la relación que tenemos con nosotros mismos.
La vida es cambio. Y las relaciones fluyen a partir de este cambio. Cometemor el riesgo de quedarnos en la superficie de una decepción cuando no compartimos cómo nos sentimos y no hablamos de aquello que nos ha afectado porque el punto de vista de la otra persona puede ser muy diferente al nuestro.