Muchas mujeres han crecido con la idea en la cabeza de un príncipe azul que es el símbolo del amor perfecto y eterno. Esta idea no sólo está vinculada con los cuentos de hadas propios de Disney como por ejemplo, Cenicienta o Bella y Bestia sino que también, en la actualidad puedes ver este ideal en las comedias románticas propias de Hollywood: Pretty Woman es un claro ejemplo en este sentido.
Sin embargo, el lado amargo de la idea del príncipe azul es que muchos de estos supuestos hombres perfectos tarde o temprano se convierten en rana. ¿Por qué? Sencillamente, porque ese ideal era un alimento de tu mente y porque en la vida real cualquier persona es imperfecta y tiene defectos al igual que cualquier chica los tiene. Es decir, conviene aprender a vivir estando pegada a la realidad, observando las cualidades de la persona que tienes en frente y no tener un modelo mental que implica una perfección obsesiva, agobiante e inalcanzable.
Evidentemente, claro que a veces sucede que tal vez una persona se enamoró de otra pensando que ese amor sería de verdad y luego llegó la decepción. ¿Por qué hay personas que muestran una cara durante los primeros meses cuando en realidad tienen otra? Sencillamente, porque en el amor, siempre intentas mostrar tu mejor cara para seducir al otro. Por ello, conviene dar tiempo al tiempo, porque tarde o temprano sale la verdad de las personas a la luz.
No existen los príncipes azules pero tampoco existen las princesas débiles e indefensas que deban ser rescatadas. Existen hombres y mujeres de carne y hueso, con virtudes y defectos que buscan lo mismo: amor correspondido, una historia de dos que crece de una forma equitativa y acompasada al compás de la ilusión y la pasión.