Cuando el enamorado dedica cada segundo de su vida a la persona que le atrae, puede decirse que está experimentando sensaciones obsesivas.
Es lógico que en la etapa del enamoramiento se viva una especie de euforia e irrealidad pensado en ese ser considerado maravilloso y único.
Sin embargo, el amor obsesivo se desencadena al no culminarse del todo el período de enamoramiento. La persona que lo sufre vive exclusivamente para ese sentimiento. Toda su vida gira alrededor de ese amor, no come ni duerme pensando en el otro, está pendiente de cada una de sus miradas, palabras, gestos o movimientos y sufre continuamente el temor a perderlo.
La otra persona puede llegar a sentirse agobiada y con casi toda probabilidad querrá liberarse de ese acoso enfermizo.
Pero todo cobra un aspecto realmente preocupante cuando existe el amor obsesivo hacia una persona con quien nunca se tuvo un vínculo sentimental. El convencimiento de que algún día será correspondido va en aumento, hasta podría darse circunstancias de episodios platónicos. En estos casos en lugar de asumir la realidad y tratar de olvidar la persona se obsesiona y centra su vida en el objetivo de conquistar ese amor.
Se debe evitar a toda costa alentar de un modo consciente o inconsciente las esperanzas del enamorado obsesivo. Jamás ha de darse a entender que tal vez en algún momento pueda producirse una relación. Es una excelente ocasión para ser completamente sinceros pero eso sí, sin herir sensibilidades, midiendo las palabras.
Si el amor se manifiesta únicamente por una parte, por muy duro que parezca cuanto antes se comprenda menos sufrimiento habrá.
Las situaciones de obsesión sentimental suelen esconder problemas de baja autoestima o de necesidad afectiva. Es aconsejable buscar la ayuda de un profesional, por ejemplo un psicólogo.