Las personas que son idealistas en el amor, viven muy buenos momentos porque su mente romántica hace que todo sea perfecto. Sin embargo, en medio de tanta intensidad, también existen rasgos preocupantes a largo plazo. ¿Cuáles son?
En primer lugar, una persona idealista corre el peligro de alejarse demasiado de la realidad. Es decir, observa todo desde la perspectiva del «para mí» perdiendo toda objetividad del mundo. En el amor, es imposible tener una objetividad total, sin embargo, es importante intentar buscarla a través del análisis racional, la observación de los hechos ajenos y también, los consejos de las personas cercanas.
Además, las personas que son idealistas también viven una situación bastante repetida. Se enamoran de una persona sin conocerle de verdad, sin embargo, desde la ensoñación y el deseo, le atribuyen un carácter y una personalidad que en la mayoría de los casos, poco tienen que ver con la realidad. Se enamoran de un ideal sin conocer a ese ideal tal y como es. Pero al haber construido una imagen de tanta perfección alrededor de ese ideal, los enamorados tardan mucho tiempo en poder superar el dolor y dejar atrás una historia que parece insuperable.
Por otra parte, las personas que son muy idealistas en el terreno del corazón, cuando se enamoran tienden a focalizar demasiado su vida alrededor del objeto de interés. En realidad, no les queda energía para nada más. Sin embargo, conviene hacer un esfuerzo para tener un buen nivel de concentración en el trabajo, seguir quedando con los amigos, haciendo planes con la familia…
El idealismo es bueno pero con prudencia y medida. Existe otro riesgo de las personas que son muy idealistas en el terreno del corazón y es que en algún momento, al sumar una decepción tras otra, caen en el otro extremo. Es decir, ya no se enamoran nunca más.