Crees que le gustas a esa persona que tanto te observa desde su puesto de trabajo, pero ninguno os atrevéis a dar ningún paso. Cuando te paras a pensarlo, te das cuenta de que cuando estáis en grupo todo es diferentes, charláis, os reís, etc. pero cuando estáis solos o en la distancia, esas miradas se transforman en algo más. Decídete y da tu el paso. Invita a esa persona a comer. Si tienes dudas, no te preocupes, es normal.
A veces es fácil saber cuándo una persona está interesada en ti pero, en otras ocasiones es difícil. Observa detenidamente su comportamiento. Ten en cuenta que esa persona pude ser muy tímida y que una actitud demasiado impulsiva podría “asustarla”. ¿Cómo pides a esa persona que vaya a comer contigo? Debes intentar ser muy natural. Aunque lleves todo el día pensándolo, no te prepares ningún discurso demasiado espectacular puesto que, lo normal, es que en el momento más importante te quedes en blanco y todo sea un desastre.
Intenta conocer los planes que tiene para ese día. Si según se va desarrollando la conversación, ves que ese día es imposible, intenta fijar otra fecha para la comida. Intenta que vea que, en principio, en una comida de compañeros o amigos. Si dejas demasiado claro que quieres otra cosa, puede que no le haga demasiada gracia tu atrevimiento.
Si consigues la cita y todo sale bien, debes intentar quedar para otro día. Poco a poco podrás ir aumentado los días y en vez de comer una vez en semana puede que quedéis dos, siempre que sea en un buen restaurante.