Simplificar los problemas


En más de una ocasión, los problemas no son tan grandes como creemos, pero a base de darle vueltas y más vueltas, se convierten en una bola que pesa toneladas. Por ello, conviene parar la mente para aprender a pensar en positivo, y tener menos frustraciones y más esperanza en el camino del amor y de la ilusión. Por ello, una pareja a lo largo de los años debe poner en práctica la capacidad de resolver cada vez mejor las diferencias. Así se evitan distanciamientos innecesarios, rencores y malos gestos.

Por ello, es esencial aprender a simplificar los problemas. ¿Cómo lograr este objetivo? A través del sentido del humor y de la risa. De la capacidad de ver las cosas desde un punto de vista diferente y también, es bueno reposar las cosas. Es decir, no hablar en caliente sino esperar a que la ira haya desaparecido para mantener una conversación pausada. Hablar bajo los efectos de la ira y del rencor puede hacer que digas cosas de las que luego te arrepientas, pero además, lejos de construir confianza así se potencia la desconfianza.
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