Ha llegado el momento de que averigües el rumbo que toma tu relación de pareja ¿Ambos sois conformistas o inconformistas? Te proponemos algunas claves para que analices tu caso.
Algunos expertos ven en el inconformismo un facto peyorativo, el cual analizan así: “Muchos hombres y mujeres no hallan satisfacción en los objetivos logrados porque siempre buscan algo más… Y precisamente en esa búsqueda de la perfección se les va la vida”.
El inconformista busca siempre lo que no se le ha perdido, lo que no le hace falta, negándose a sí mismo el derecho de disfrutar lo que tienen y que muchas veces es más de lo que se dan cuenta.
Ser una persona inconformista te puede conducir a sentirte menos que otros. De hecho te puede molestar que otra persona progrese o que simplemente se haga notable por su don de gente. Por eso en estrecha complicidad contigo mismo buscas ocupar el mismo lugar o un lugar “más alto” o de más importancia para sentirte importante aunque lo seas. En realidad el ser inconformistas te suele llevar a querer más, más dinero, más gloria, más reconocimiento sin importarte perder amistades y hasta amores por conseguir tus propósitos, muchas veces por la vía equivocada.
Otros especialistas, en cambio, relacionan el inconformismo con la libertad y analizan tal perspectiva del siguiente modo: “Ser conformista es permanecer pasivo. Ser inconformista es luchar”.
Entonces, el inconformista se presenta como alguien que cree y espera en la posibilidad de mejorar el mundo de los hombres y la justicia de su comunidad, alguien que identifica esa esperanza con el trabajo de construirse a sí mismo. Alguien que se deja guiar por el compromiso moral, exigiendo una coherencia entre lo que él mismo consigue dentro de sí y lo que desea objetivar para todos.