Normalmente cuando las relaciones de pareja comienzan a formalizarse, se tiende a pasar del “yo” a “nosotros”. Se dejan de hacer planes individuales para organizar actividades en común. En definitiva, se piensa por los dos.
Está muy bien compartir, querer estar con tu pareja en los ratos libres. Pero como todo en exceso, puede ser perjudicial para vuestra relación.
Esto puede ocurrir cuando anulamos el espacio que ha tenido nuestra pareja antes de vivir en compromiso, ya que algunas personas quieren tener el control de la vida de la otra persona, cuando en realidad nos unidos en un compromiso para compartir no para controlar.
Un buen consejo es que se conozca lo mejor posible a nuestras parejas, antes de comprometernos. Sólo el amor no es suficiente para conseguir estabilidad en la relación.
Y un ingrediente muy necesario es la compatibilidad, ese algo que muchas veces ignoramos y que es muy vital para evitar una relación conflictiva. Por ejemplo si sabes que tu pareja le gusta quedar todos los fines de semana para jugar al fútbol y eso a ti te desagrada enormemente, es algo que debes considerar al momento de tomar una decisión si te comprometes o no con esa persona.
Si tu no tienes el carácter de tolerar o adaptar ese espacio que necesita tu pareja para estar agusto, o si piensas que puedes cambiar esos «malos hábitos», estas equivocado/a.
No existe el cambio de la noche a la mañana y muchos menos bajo presión o amenazas.
Puede ser que al inicio por el amor que exista te haga caso, evite salir o hablar del tema pero eso no te asegura una relación de pareja estable y duradera, debes de involucrarte de manera inteligente en todo caso a su rutina, pero al igual debes entender que todos necesitamos nuestro espacio para con los amigos, la familia, la mascota, etc.