Hacer el amor en lugares atípicos


Poner un poco de chispa a la relación es traspasar las fronteras de los comportamientos convencionales. De vez en cuando hay que dejar que fluya el torbellino de la imaginación… ¡Y qué mejor fórmula para los sentidos que el arte del amor sobrepase los esquemas de la realidad!

Tienes un cóctel explosivo de lugares mágicos que propician la excitación. Desde un vagón del metro, un parque a la luz de día o la oficina donde trabajas. Los más arriesgados seguro que ingenian también otros sitios atípicos que contribuyen a “calentar el ambiente” y darle ese “toque morboso” que toda relación monótona se merece.

En España, dependiendo de las ordenanzas municipales de cada ayuntamiento llevar a cabo estas técnicas amatorias en espacios públicos puede constituir un delito o una alteración del orden público.

Según Molinari el orden público es el estado de paz y tranquilidad que resulta del hecho de que los individuos y las personas colectivas ajusten su actividad a las normas que rigen la convivencia social. Partiendo de esta idea algunas personas que presencien la acción de otros haciendo el amor pueden ver afectada su tranquilidad. Sin embargo, otros individuos lo verán como algo natural… Todo depende de los ojos con que miras y juzgas.

A modo de conclusión, lanzamos unas preguntas que te invitan a la reflexión:

– ¿Quién no ha hecho el amor en un coche alguna vez?
– ¿Quién no ha soñado con “montárselo con su pareja” en una playa?
– ¿Te levanta el deseo sexual el hecho de que los otros miren?
– ¿Tiene un gran peso para ti “el qué dirán” si te lanzas a hacer el amor en un lugar público?
– ¿Tienes reparo de ir contra las reglas establecidas?

Un consejo es optar por una solución intermedia: Hacer el amor en lugares atípicos cuando la pareja se encuentre a solas. De este modo se evitarán situaciones controvertidas.