Como a cualquier mujer que le han roto el corazón, seguro que alguna vez te has lanzado a por la comida para “matar” la pena ¿verdad? Ahora, algunos doctores están empezando a estudiar este comportamiento tan normal cuando tenemos mal de amores. Una mujer despechada tiene una mayor tendencia a comenzar a beber vino y a comer chocolate, porque sus cuerpos están tratando de compensar esa “adicción” al amor.
Una nueva investigación publicada estos días asegura que el rechazo está vinculado directamente con la ansiedad de la adicción en el cerebro. Al parecer, los instintos primitivos que están relacionados directamente con la motivación y la supervivencia se activan cuando la persona recuerda esa relación rota. La Dra. Lucy Brown, de la Universidad de Yeshiva, ha explicado que el amor y las desgracias pueden ser los desencadenantes directos de diferentes adicciones.
Los hallazgos de la doctora sugieren que el dolor del rechazo amoroso puede ser una parte necesaria de la vida que la naturaleza construyó como parte de nuestra anatomía y fisiología. Es por eso que dentro de nuestra fisiología suele encontrarse la recuperación y la búsqueda de otra pareja. El equipo utilizó escáneres de resonancia magnética para registrar la actividad cerebral de 15 adultos mayores de la universidad y que recientemente habían sido rechazados por su pareja.
Al ver las fotografías de sus ex parejas, varias áreas clave del cerebro de los participantes se activaron. Una de estas zonas es la sección ventral tegmental, que controla las sensaciones de motivación y recompensa y es conocida por estar involucrada con las emociones del amor. El núcleo y la corteza prefrontal también se activaron. Estas zonas están directamente asociadas con el ansia y la adicción.