Un gato bien cuidado requiere de atenciones específicas: alimento, agua, juguetes, una caja sanitaria y tiempo todos los días para acariciarlo y juguetear. Pero coincide que te acabas de unir sentimentalmente a otra persona y te preguntas ¿Cómo reaccionará mi mascota? ¿Qué actitud he de adoptar?
En lo que respecta a la pareja la existencia de un animalito al que ambos habéis de cuidar con esmero, puede suponer el establecimiento de vínculos de unión más fuertes.
Las actuaciones del gato son diversas ante la convivencia con tu pareja… De repente, ya no sois únicamente dos, uno más entra en juego. Existe la probabilidad de que el gato, en realidad, no odie a tu compañero/a sentimental, sino que haya otros dos factores que estén influyendo en la conducta de orinarse por todas partes: en primer lugar, su natural necesidad de marcar su territorio frente a la llegada de otros seres, y en segundo, un aumento del estrés y el nerviosismo, a causa de la llegada al hogar de una persona nueva, y por consecuencia de una nueva rutina de vida.
Pero si compruebas que, efectivamente, es la llegada de tu nueva pareja la que está modificando la conducta, probablemente sí estemos hablando de un problema de celos, estrés y territorio.
Para esto también podrías visitar a tu veterinario, con el objetivo de consultar sobre la posibilidad de suministrar a su gato una medicina ansiolítica suave, y ver cómo lograr limitar el territorio a un área más pequeña, que le permita aclimatarse más gradualmente al nuevo ritmo de vida.
La mejor forma de entender al gato es darle tiempo para que se adapte… Con paciencia todo se resuelve. De todos modos, a veces es necesario solicitar la ayuda de un especialista: el veterinario le indicará firmemente los pasos a seguir para que su hogar recobre la normalidad que está “pidiendo a gritos”.