A la hora de elegir pareja con frecuencia recurres a formar en tu mente un prototipo de persona que realmente no existe. Por normal general, se acostumbra a olvidar que la persona amada también tiene sus defectos. Ya que alcanzar la perfección en todas las esferas es algo imposible, el reto principal pasa por llevar una convivencia lo más sana posible.
Las relaciones están salpicadas de tropiezos, pequeños desajustes que te producen desasosiego y en ocasiones te hacen dudar sobre si merece la pena luchar por el amor.
Aquí entran en juego los pactos y acuerdos. Con el paso del tiempo cada miembro de la pareja comienza a mostrar su “verdadera esencia” y esto probablemente desencadene desavenencias. Ha llegado el momento de estudiar lo que le gusta al otro o lo que le molesta para tratar de adaptarte en pos de un mejor entendimiento.
Si hay una auténtica entrega de amor, los egoísmos acabarán erradicándose. Tal vez sea preciso abandonar algo de ti mismo mientras percibes cambios positivos en tu compañero/a.
Los especialistas en terapias de pareja aconsejan que se sigan una serie de pasos que conducen a encontrar soluciones.
1. Evaluar la situación ¿Suelen repetirse de manera asidua las mismas riñas? ¿Abundan los insultos y acusaciones?
2. Mirada interior. Ante una circunstancia conflictiva con tu pareja ¿pierdes enseguida los estribos? ¿Te gusta verte involucrado en temas de discusión candentes? ¿Cómo reaccionas cuando no se te da la razón? ¿Acostumbras a ser sincero con tus opiniones?
3. Escuchar atentamente al compañero ¿Realizas una escucha activa de las opiniones vertidas por tu pareja? ¿Emites críticas constructivas sobre las ideas del otro?
4. Respetar la opinión. Se trata de aún no teniendo idéntico punto de vista, mostrar una actitud comprensiva y flexible.
5. Muestras de cariño. Emitir palabras suaves, con un tono sosegado, hace despertar la dulzura del destinatario que a veces admitirá el mensaje de buen grado sólo por el simple hecho de que se han “guardado las formas”.