En plena crisis económica, llegar a final de mes es un juego de equilibrios perfecto teniendo en cuenta que los sueldos bajos, el desempleo y el alquiler no siempre son elementos perfectamente compatibles. Por ello, la hipoteca ha obligado a muchas parejas, a seguir unidas, más allá del propio deseo. Llega un punto en algunas relaciones en donde la rutina y la monotonía pueden más que todo. Y especialmente, existen historias en las que se actúa de una o de otra forma, simplemente, porque es lo que toca. Por ejemplo, algunas parejas se casan después de años de noviazgo, simplemente, porque es lo que hace la mayoría.
Previamente, compran una casa y pagan la hipoteca. Cualquier persona debería aspirar a tener libertad en el amor, es decir, a disfrutar de una historia auténtica en donde el deseo sea interno y no proceda de leyes externas, convencionalismos sociales o protocolos. En época de crisis económica, el número de divorcios disminuye de forma notable, precisamente, porque algunas parejas se sienten obligadas por las circunstancias a seguir unidas ante la falta de recursos para hacer frente a una separación.
En aquellas parejas que siguen unidas por pura inercia falta emoción, comunicación, ganas de conocer más y mejor al otro… Por el contrario, hay mucho sufrimiento, frustración y sensación de falta de libertad. Por supuesto, también conviene reflexionar sobre los modelos de vida actuales, y es que también hay parejas que se quieren mucho y que, sin embargo, sufren en exceso para poder hacer frente cada mes a todos los gastos que implica convivir. En este sentido, es importante tener en cuenta que no sólo existe la opción de comprar una vivienda sino también, de vivir en alquiler. Algo que en cierto modo, libera a cualquier persona de la presión que produce el futuro en tanto que el alquiler puede anularse de una forma más sencilla.