A lo largo del día y a lo largo de una relación se viven momentos de todo tipo. Instantes de acercamiento y también de alejamiento desde un punto de vista emocional. Un ejemplo de este hecho se produce cuando te sientes ofendido por tu pareja en algo que hizo o que dijo. Pues bien, la realidad es que aunque nos cuesta mucho exteriorizar aquello que sentimos en esos momentos, merece la pena hacerlo ya que tal vez, el otro ni siquiera fue consciente de las consecuencias que pudo producir en ti ese detalle.
Cuando utilizamos la palabra como un medio de comunicación abierto y sincero le damos la oportunidad al otro de que cambie ciertas cosas de sí mismo (al igual que cada uno debe hacerlo en primera persona). El cambio forma parte de la vida a todos los niveles, sin embargo, el cambio también asusta ya que en cierto modo, nos hace sentir vulnerables y tener miedos que nos atan en vez de liberarnos.
Pedir perdón es el camino más adecuado tras una pelea. Se trata de una forma de empezar de nuevo y desde cero. Sólo se puede producir cuando se pide perdón de corazón y cuando el otro te perdona del mismo modo. Es decir, cuando los sentimientos más profundos afloran en el alma.
También conviene tener en cuenta que es normal que la pareja tenga cambios de estados de ánimo y de humor a lo largo de los días ya que es muy difícil vivir en una alegría eterna a lo largo de las semanas. De hecho, cuando alguien trabaja mucho puede sentirse más cansado, y por tanto, la paciencia también es más limitada y tiene fecha de caducidad. Al final, las diferencias se superan con amor y cariño.