Muchas parejas pasan gran parte del tiempo discutiendo incluso por tonterías. Pero la realidad es que el primer paso para solucionar un problema de pareja implica entender que no podemos llamar problema a cualquier cosa. Por ejemplo, a cualquier diferencia de carácter, a modos de entender un hecho de forma diferente, o situaciones cotidianas de la convivencia que no sólo son habituales cuando vives en pareja sino también, por ejemplo, cuando compartes piso con otras personas. Algo habitual en la universidad.
La mayoría de las situaciones de este tipo surgen de no entender que una pareja es un nexo de unión entre dos personas en donde la libertad dentro del propio amor es una de las claves principales. La libertad y el respeto por el modo de ser del otro. Es curioso cómo hay personas que se enamoran de alguien a quien luego pretenden cambiar. ¿Es esto lógico desde un punto de vista emocional? La realidad es que no.
Cuanto más intentes cambiar a una persona más se alejará. Los problemas de pareja remiten ya a situaciones más graves y es importante entender esta diferencia porque si piensas que cualquier pequeño detalle es un problema entonces estarás envuelto en una relación en la que siempre tendrás que luchar contra algo con el objetivo en muchas ocasiones, de confirmar continuamente de forma inconsciente que el otro te quiere.
Para solucionar un problema de pareja hace falta tener sobre todo buena voluntad. Ganas por estar bien con el otro. Estar convencido de que es la persona con la que quieres compartir tu vida. Quererle no sólo más cada día sino también, mejor. Ceder en ciertos momentos y dejar de sentir temor por expresar los sentimientos. La confianza verdadera es un regalo a través del cual ambos deberías sentir la tranquilidad de poder mostraros tal y como sois.