Cada individuo tiene unos hábitos concretos en su proceder en la vida. El problema estriba en que algunas de estas acciones insistentes suponen un horror para el otro. Las manías son hábitos consentidos que, como han sido aprendidos, también pueden ser desaprendidos.
En los años que lleváis de convivencia has podido observar ciertas manías en tu pareja que se hacen insoportables. Hay que aprender a comunicarse para intentar solventar las diferencias.
Un fumador compulsivo
Si tu pareja fuma de forma considerable puedes transmitirle mensajes oportunos para que deje, de una vez por todas, el tabaco. Convéncele de que tú eres un fumador pasivo expuesto a la inhalación del humo proveniente del cigarrillo fumado por él. Y es que el fumador pasivo y el fumador activo terminan compartiendo las enfermedades que se pueden desarrollar por el hábito de la nicotina.
Actúa por impulso
Las actuaciones impulsivas acarrean muchos arrepentimientos y si son decisiones que afectan al conjunto de la pareja, se ha de proceder con mayor cautela. Analiza las consecuencias que traerán tus palabras o tus silencios. Pon en práctica tu sentido común. La ira o la euforia son malas consejeras. Cálmate, razona y entonces resuelve. Recuerda que la mejor decisión es aquella que trae paz a tu espíritu.
Falta de puntualidad
Resulta sobre todo una falta de respeto hacia el otro que está esperando. Intenta ser previsora y organiza bien los tiempos que dedicas a cada asunto para si has dicho de quedar a una hora llegar puntual.
Pereza
La pereza siempre amenaza. Es verdad que todos poseemos diferentes niveles de energía y es verdad también que la vida no es sólo trabajar o estudiar pero muchas veces la pereza y la apatía nos congelan y se vuelven una fuerza terriblemente obscura en el sendero hacia conquistar lo deseado.