Hallar a esa persona especial que encaja a la perfección con tu personalidad, no es tan complicado como en un principio pudiera parecer. La mayoría de las veces aparece cuando uno menos esperanzas cosecha.
Lo primero de todo es recurrir a un análisis introspectivo sobre cómo eres realmente: la forma de búsqueda será distinta dependiendo si eres una persona activa o pasiva. Se trata de adecuar la búsqueda al estilo de vida que llevas.
Para personas activas, se recomienda salir a la calle: pueden surgir encuentros e interacciones inesperadas; visitar museos, disfrutar sesiones fílmicas, practicar actividades deportivas y acudir a clubes y fiestas de solteros. Por el contrario, para personas pasivas, habrá que recurrir a Internet: chats, foros… Presentarse a programas de televisión o apuntarse a agencias de contactos en Internet.
Si las cosas con la pareja que estás van encaminadas a la destrucción personal de ambos, no dudes en cambiar… Seguro que hay otro ser que te espera aunque sea al otro lado del océano.
Quedarse en un mal noviazgo o un mal matrimonio, jamás es una buena elección, aún cuando creamos en el concepto de “alma gemela”. Creer que hay signos de que alguien es nuestra alma gemela cuando en realidad no lo es, encierra un riesgo real. Hay gente que alimenta sus patologías, y un ejemplo de esto, es una mujer con baja autoestima que elige un hombre que la maltrata.
Un alma gemela no es necesariamente un compañero romántico: es simplemente uno de los tantos compañeros que viajan contigo durante tu existencia. Tienes tantas almas gemelas como seres importantes en tu vida. Se trata de gente a la que le aportamos algo y de la que podemos aprender también. En términos de sabiduría, ganas algo de cada persona con la que sostienes una relación.
Todo son experiencias que has de vivir, pero lógicamente hay que quedarse con las que te proporcionan bienestar emocional. Al fin y al cabo vienes a este mundo a “ser feliz”.