Algunas personas idealizan mucho el romanticismo como un ingrediente esencial en una historia de amor. Existen personas que no son nada románticas y eso no significa que no puedan enamorarse de verdad y demostrar su amor de un modo incondicional. De hecho, hay tres virtudes que son más importantes en una relación de pareja que el romanticismo mismo.
La constancia en los afectos
Es importante que una persona sea constante en sus afectos y no tenga un comportamiento veleta que es muy propio de los juegos psicológicos de «ni contigo, ni sin ti». Por el contrario, la constancia afectiva aporta seguridad emocional a aquella persona que se siente querida de verdad. Una persona puede ser romántica y ser poco constante en el amor como muestra, por ejemplo, el prototipo de un seductor. Por esta razón, es conveniente no idealizar el romanticismo.
El sentido del humor
El sentido del humor también es mucho más importante que el romanticismo. De hecho, la risa también es sinónimo de salud emocional porque incrementa la empatía en la pareja, es un antídoto para relativizar los conflictos y mejora la calidad de vida emocional. Además, la risa también mejora el pensamiento positivo. El sentido del humor también aporta un toque divertido a las citas de pareja.
Y esto, puede resultar muy romántico. Es decir, el romanticismo también puede ser consecuencia del sentido del humor (pero no a la inversa).
El respeto y la amabilidad en el trato
El respeto y la amabilidad en el trato son cualidades que reflejan que el amor se demuestra a través de los hechos y de las palabras de una persona que quiere a otra. Este respeto debe ofrecerse tanto en público como en privado. Cuando falta el respeto en la relación de pareja, falta la base del propio amor sano.