¿Se puede cambiar por amor?

Existe una situación más habitual de lo que parece a simple vista al inicio de una relación de pareja. Por ejemplo, algunas chicas piensan que pueden cambiar aquellos defectos de su pareja que son realmente negativos a la hora de tener un noviazgo serio y, especialmente, a la hora de alcanzar la felicidad. Este deseo de querer cambiar al otro es equivocado puesto que el otro se sentirá forzado y también, se alejará. Es decir, este tipo de reacción produce el efecto contrario al deseado.

Pero además, la idea de que es posible cambiar a otra persona muestra un autoengaño latente que lleva a una persona a creerse responsable del modo de ser y actuar de su pareja. Nada más lejos de la realidad, lo cierto es que los límites de la libertad están muy claros y tú, solamente eres responsable de tus acciones y de tus deseos. Nadie puede entrar al cien por cien, en la mente y en la interioridad ajena.

Se puede cambiar por amor pero se puede dar este paso cuando es uno mismo, quien por voluntad propia, decide modificar ciertos rasgos de su carácter o de su comportamiento porque se da cuenta de que de esa forma daña al otro. De hecho, esta actitud es más que necesaria y saludable dentro de una historia de amor. En la medida en que conocemos más al otro también podemos conocer mejor qué es lo que le puede hacer daño.

La idea de que se puede cambiar por amor al otro conduce a muchas personas a tener relaciones que están abocadas al fracaso desde sus inicios. Es como si en cierto modo, lograr este objetivo se convirtiera en un reto que puede fomentar o destruir la propia autoestima en base al resultado final. El verdadero amor fluye de una forma más natural y saludable, sin tanto artificio.