Los efectos de la guerra psicológica


La palabra guerra remite a la pobreza, a la desolación, a la lucha, al dolor, a la tristeza… podríamos seguir enumerando términos dentro de este campo semántico. Pues bien, a nivel psicológico, también se puede producir una lucha de egos o una rivalidad por ver quién es más fuerte dentro de una relación. De hecho, la realidad es que existen parejas en las que uno manda más que el otro, que es quien se dedica a obedecer. A veces, se trata simplemente, de una cuestión de carácter pero en otras, pueden esconderse sentimientos más negativos como la falta de autoestima o el miedo.

Dentro de la pareja, la guerra psicológica lejos de alimentar el amor, la pasión y mejorar la relación termina destruyendo las bases de la confianza. La realidad es que no te apetece hacer planes con alguien que siempre te está cuestionando o poniendo en duda. Al contrario, disfrutas mucho más cuando te encuentras con alguien que te valora y que te refuerza de verdad en el seno de tu personalidad. Alguien que te quiere te ayudará a ser más tú cada día.

La guerra psicológica muestra la inseguridad que hay en uno mismo. Pero especialmente, muestra una forma insana de entender el amor y el compromiso como una esclavitud en vez de como una forma de libertad. Por supuesto, lo importante es entender que siempre se pueden cambiar ciertos comportamientos para aprender a querer más y mejor al otro. En muchas ocasiones, previamente, deberás aprender a aceptarte a ti mismo.

Una terapia de pareja puede ser una idea excelente ya que la comunicación es la clave a la hora de entender el amor es un sentido pleno. En el amor deja toda guerra de lado y apuesta por la reconciliación y por la paz permanente.

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