Qué hacer cuando se agota tu paciencia

El arte de esperar es complejo porque está asociado con la incertidumbre de no saber qué pasará. Sin embargo, tener paciencia es un gesto de inteligencia emocional en todo tipo de relaciones porque el ritmo de uno no siempre encaja en el ritmo del otro. Las personas no somos máquinas, por eso, somos vulnerables. Y de pronto un día te das cuenta de que se agotó tu paciencia en una situación en concreto, que ya no quieres esperar más y buscas un cambio en tu vida. Es más adecuado aprender a reaccionar a tiempo sin llegar a este límite de malestar, pero en cualquier caso, siempre que escuchas tus emociones y actúas en consecuencia, estás en el camino de la felicidad. En el camino de la felicidad no todo es de color de rosa, también existen enfados y falta de paciencia.

Tienes derecho a sentirte así

Con frecuencia, cuando experimentamos ciertas emociones, por ejemplo, un enfado, existe el riesgo de reprimirlo y hacer como si no hubiera pasado nada. En realidad, si algo te ha molestado, es mejor que lo muestres porque de lo contrario, ese enfado se transforma en ira interior no canalizada.

Tienes derecho a sentirte así incluso aunque los demás no lo entiendan. El sentir es subjetivo y se trata de ti y de tu vida. Es decir, nada de aquello que te sucede te puede resultar indiferente.

Date tiempo

La paciencia consiste en el arte de aprender a esperar. Paradójicamente, cuando alguien ha agotado nuestra paciencia, entonces, lo que necesitamos es tiempo para nosotros mismos, para curar ese malestar y restablecer el equilibrio perdido. Nadie nos enseña a tener paciencia, es la práctica del propio vivir la que nos pone en situaciones en las que tenemos que entrenar esa habilidad positiva pero incómoda en ciertos momentos.