La soledad deja un sabor amargo en el alma en varios momentos. En primer lugar, se lleva mal estar solo cuando va en contra del deseo personal. Por otro lado, en los malos momentos también es positivo tener a gente cercana con la que poder compartir dicha vivencia y los sentimientos que brotan del dolor. La soledad incide en el mundo emocional del sujeto de una forma clara y a veces, también radical. En tanto que las personas que se sienten solas se sienten tan mal, que tienen que hacer un esfuerzo prácticamente inhumano por ver la realidad en positivo y creer que las cosas pueden cambiar en algún momento.
Por soledad no se entiende el hecho de no tener pareja. La soledad implica eso, no tener relaciones sociales fuertes y sólidas. La realidad es que no se trata de tener veinte amigos, sino de contar con gente que sea incondicional, que esté ahí tanto en lo bueno como en lo malo. Y que sepas que es de tu total confianza en tanto que puedes contar confidencias sin temor de que sean divulgadas.
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