En la vida existen adiós que son temporales y otros que son definitivos. Así sucede en algunas rupturas de pareja en las que se ve imposible mantener una amistad tras el desamor. A veces, es muy idílico eso de afirmar que se debe ser amigos después de la ruptura de pareja, sencillamente, porque en muchas ocasiones para poder avanzar y olvidar se necesita poner tierra de por medio desde un punto de vista emocional. Es decir, se requiere cortar todo tipo de vínculos y de lazos con aquello que te recuerda a la otra persona.
Las despedidas definitivas en cierto modo son tristes porque muestran la pérdida de una parte del pasado que ya no volverá. En cambio, también representan la esperanza de aquello que está por venir y que seguramente será mejor. Lo cierto es que cualquier persona aprende a amar a lo largo de los años, al igual que de las malas experiencias es posible obtener un aprendizaje humano.
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