Afrontar la verdad de una decepción


Detrás de una decepción existe una gran verdad, una certeza que es mejor valorar cuanto antes para poder valorar las cosas tal y como son. A nivel emocional, existe un efecto negativo y es que cuando alguien te importa por algo, te centras únicamente en tu sentimiento y dejas de lado aquello que pueda sentir la otra persona. Pasa en el amor pero también, pasa en la amistad: las expectativas no siempre son correspondidas, aquello que tú esperas del otro no siempre es lo mismo que otra persona espera de ti. Cuando una persona te decepciona te duele. Y en medio de ese dolor, conviene hacer una reflexión porque no siempre hay que tirar la toalla, es decir, las personas merecen segundas oportunidades porque todo ser humano se equivoca.
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Relativizar una decepción


En la vida, ante una decepción es posible tomar dos actitudes. Una que no es nada saludable es la de convertir ese obstáculo en algo absoluto que tiene tal fuerza y poder en tu vida que te limita. Dramatizar una situación no ayuda en nada, por ello, por grave que sea un hecho, es mejor aprender a relativizarlo para poder manejarlo mejor a nivel emocional. Dentro de las decepciones más dolorosas en las relaciones interpersonales está el rechazo de una persona, el abandono de la pareja, la traición de un amigo, una mala relación con un familiar…
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Cuando sobreviene la decepción


Aunque permanezca el sentimiento del amor entre tú y tu pareja, la convivencia nunca es sencilla. Siempre hay idealizaciones inconscientes y no verbalizadas que están lejos de los episodios tormentosos que a veces experimentas en la cruda realidad.

Algunos se sienten traicionados por su amor… Precisamente porque han cosechado un ideal acerca del amor eterno, la confianza, la pasión y la valoración. Se puede producir un estado de rabia profunda ante el incumplimiento por el otro de las expectativas deseadas.

Los enamorados perciben, en el otro, atributos que nadie más detecta y que luego en la convivencia no aparecen por ningún lado. Y es que muchas parejas guardan la sensación de que no pueden “estar juntos pero tampoco separados”. Pero las separaciones, que esconden la búsqueda de la exploración de una mayor libertad individual, también van acompañadas de una sensación de vacío, que aparentemente únicamente el otro puede llenar. Esto explica aquellas decisiones basadas en “darse otra oportunidad” y que retoman el clima del inconformismo.

En numerosas ocasiones los culpables son la publicidad engañosa, la propaganda política o la venta de una idea o producto. Te creas ilusiones respecto a algo o alguien. Más tarde, al comprobar que no recibimos lo esperado, caemos en la decepción.

Es importante valorar a las personas en su justa dimensión. Ser realista y “pisar tierra firmemente”, ya que dejar “volar la imaginación” te aleja de la verdadera vida que tienes.

La comunicación sincera y el conocimiento de tu pareja, valorando sus virtudes y comprendiendo sus defectos, te situarán en una posición conveniente para huir de las decepciones. Aún así, si aparecen los sufrimientos relacionados con el amor aprende a asumirlos como maestros que nos indican el camino para llevar mejor “las cosas del corazón”.