Miedo al sobrepeso en las citas


Muchas mujeres gorditas se desaniman cuando se están preparando para ir a una cita, ya que piensan que su figura les impide ser atractivas. ¡FALSO! Esa persona no habría quedado contigo si no le gustaras ¿no crees? Recuerda que sobre gustos no hay nada escrito, por lo tanto, tu cuerpo puede resultar muy atractivo a muchísimas personas.

Aunque poco a poco la sociedad va cambiando, desde hace bastantes años se tiende a discriminar las personas con sobrepeso. Esto ha hecho que muchas personas no se sientan atractivas debido a los cánones de belleza que se nos imponen. Levanta la cabeza y comienza a tener confianza en ti misma. Cuanta más confianza y seguridad en ti misma tengas, mayor será tu magnetismo.

Cuando llegues a la cita intenta relajarte. No empieces a preocuparte por si se te ve esto o lo otro, si en esa silla te vas a poder sentar o no, etc. Las cosas, cuanto más naturales se hacen salen mucho mejor. Intenta no agobiar a la otra persona con el tema de tu sobrepeso, como te comentábamos anteriormente si esa persona ha decidido quedar contigo es por algo.

Si lo que te preocupa es el tema de la vestimenta, recuerda revisar muy bien tu armario y busca esa ropa elegante y atractiva que tienes y que te hace sentirte tan cómoda. Utiliza esos complementos que te hacen estilizar tu figura: cinturones, bolsos, etc. Busca tus puntos fuertes y destácalos. Relájate y disfruta, verás que bien sale todo.

Olvidar la inseguridad


¿Estás buscando una manera efectiva de mejorar tus relaciones de pareja? Pues bien, debes comenzar a plantearte el borrar de tu vocabulario la palabra inseguridad. Esta, es la principal culpable de que muchas parejas terminen separándose. Párate a pensar un momento y establece las causas más comunes por las que tus relaciones terminan fracasando de forma habitual. ¿Te has escuchado decirte a ti mismo alguna de estas afirmaciones:

– «No valgo nada»
Las personas que tienen una baja autoestima, pueden ver como sus relaciones se van deteriorando de manera rápida. Los celos, el temor al compromiso por no valer lo suficiente y la incertidumbre, hacen que la relación se estopé muy pronto. ¿Crees que si no valieras nada tendrías tan enamorado a tu pareja? Recapacita.

– “Lo que no sabe no le puede hacer daño»
En los matrimonios y en las relaciones a largo plazo, los problemas financieros, el orgullo y la falta de honradez son un perfecto ataúd. Ocultarle a la otra persona problemas que eres incapaz de solucionar por ti mismo no te servirá para nada. Habla con tu pareja.

– «Estoy convencido de que algo pasa con su compañero de trabajo”
Si estás todo el día torturándote con la posible infidelidad de tu pareja, te irás destrozando poco a poco hasta que traspases ese problema a vuestra unión. Notarás como el resentimiento comienza a aumentar por un hecho que ni siquiera sabes si es realmente cierto o no. Pronto comenzará tu destructiva lucha desde el más profundo silencio.

Presentar una nueva pareja a los niños


La pérdida de un padre o de una madre por alguna casa en concreto (muerte, abandono…) puede suponer un gran trauma para los niños. El cónyuge que se queda con los pequeños, debe decidir que va a hacer con su vida y con la de ellos. Normalmente cuando se produce una separación así de una pareja, el cónyuge decide esperar un tiempo antes de embarcarse en una nueva relación.

Pasado ese tiempo de rabia, dolor, esperanza, añoranza, etc. ese padre o madre comienza a salir con otra persona. Cuando esta nueva relación empieza y, se está seguro de que va a ser una relación duradera, se debe presentar a esta persona a los niños. Aquí tienes unos consejos que te pueden ayudar en la presentación:

– Comienza despacio
No presentes a esa persona nada más conocerla. Debes presentársela a los niños después de un tiempo bastante prolongado. Piensa que cuando comienzas a salir con alguien, al principio todo es muy bonito pero con el paso del tiempo te darás cuenta de que, tal vez, no es la persona que creías que era.

– Con cuidado
Intenta no presentarla durante un evento especial para el niño. Lo mejor es que intentes hacer un desayuno o una cena con todos para que la presentación sea más natural. Los niños también necesitan su tiempo para reflexionar sobre las primeras impresiones que esa persona les ha causado.

– No exageres
No le cuentes a los niños lo maravillosa que es esa persona, o lo agradable que es, las cosas tan divertidas que hacéis juntos… debes dejar que el niño vaya conociendo a esa persona poco a poco sin exagerar sus cualidades para que le guste más.

¿Por qué se separan las parejas?


Los motivos por los que pasa una ruptura de pareja pueden ser muy diversos, siendo la infidelidad la más extendida entre la población mundial. Los temidos cuernos (ya sean a uno mismo o al otro) son la causa principal del fin de una relación amorosa o sentimental. Tras pegar el salto a tu pareja, la frase «se acabó el amor» es la más pronunciada para dar a entender a la otra persona que ya no quieres seguir estando con ella. Al fin del amor le siguen, los celos y el miedo al compromiso de uno o ambos miembros de la pareja.

Las parejas pasan por diferentes etapas en los que se van encontrando diferentes problemas, si son superados, la pareja se fortalece y el vinculo de unión se hace mas grande. Pero si a medida que la relación avanza, los problemas no se solucionan, los conflictos no se resuelven, si tras las discusiones no hay reconciliaciones, si después de un enfado no hay un beso, puede acabar quemando la pareja, lo que supone un final infeliz.

Si bien la infidelidad o los celos parecen ser problemas más comunes en parejas de todas las edades, resulta curioso ver como los problemas varían en función de la edad:

Antes de los 18 años: No hay suficiente madurez como para afrontar los problemas de pareja. Las parejas se hacen y se deshacen con suma facilidad. No hay compromiso porque todavía no hay una personalidad establecida. No existen valores, ni sentimientos puros.

Entre los 18 y 25 años: La infidelidad resulta ser lo más frecuente en esta franja de edad, en plena juventud la vida se vive de una forma más intensa y en ocasiones los impulsos superan los sentimientos. Muchas veces se actúa sin pensar las consecuencias de nuestros actos. Simplemente nos dejamos llevar por la situación.

Entre 26 y 35 años: En este periodo, ya sea por miedo propio, o por no querer al lado a alguien que no quiera ataduras, lo cierto es que el miedo al compromiso termina separando las parejas de una relación que podría llegar lejos. Pero el temor a estar con la persona equivocada, a no ser comprendidos, a la incertidumbre, hace que la llama del amor se vaya apagando con el paso del tiempo.

Entre los 36 y 45 años: Los celos parecen ser el foco de los problemas para la gran mayoría de las parejas de estas edades. No hay nada peor que tener una pareja muy celosa porque se pueden dar muchos conflictos. La falta de confianza o de seguridad en los propios sentimientos puede dar ataques de celos que den por finalizada una relación en estas edades.

Más de 45 años: Superada la barrera de los 45, el desgaste parece ser la causa principal de las relaciones de pareja. El aburrimiento, la monotonía, la indiferencia, la falta de comunicación, los pocos proyectos en común, terminan por dinamitar las parejas.

Cómo saber si mi pareja me engaña


En toda relación hay momentos de duda. Es posible que sientas que tu pareja te está mintiendo u ocultando cosas. En algunas relaciones el compromiso se rompe, no hay buena comunicación o no hay suficiente confianza para contarle todas las cosas a tu pareja. Pero tampoco te quieres arriesgar a preguntarle su te engaña para no mostrar inseguridad o paranoia. Puedes descubrir toda la verdad sin necesidad de preguntárselo, investiga un poco. Presta atención a estos detalles, el lenguaje corporal no miente:

Observa sus ojos: a ratos sostenle la mirada fijamente. Si baja la vista o revolea las pupilas, es posible que se sienta mal por algo o lo que está diciendo no sea cierto.
Presta atención a su boca: si se humedece o muerde los labios reiteradamente o le cuesta tragar saliva, son indicios de que los nervios le están jugando una mala pasada. Algo raro le pasa.
Cambia de conversación: Si te ha engañado es posible que en su interior se arrepienta de lo sucedido, por eso puede estar más distante o más cercano. Fíjate si sonríe nerviosamente a la vez que intenta cambiar de tema, hace bromas, se traba en las frases o tartamudea. Todo eso lo hace instintivamente porque está queriendo ganar tiempo para inventar cosas o no contradecirse.
Sus gestos lo dicen todo: si gesticula demasiado, se cubre la boca o se rasca los ojos, son signos de que está en una posición incómoda. Tócale las palmas de las manos, si las tiene muy frías o sudadas es que algo te esconde.
Mira si se rasca la nariz: eso significa que piensa algo que no puede decir en voz alta.
Atiende a sus sienes y mejillas: si notas sudor cerca del cuero cabelludo, o que se ruboriza al hablar, no te fíes de lo que te acaba de decir o está a punto de decirte.

Si tienes alguna sospecha firme sobre algún asunto, lo mejor es apostar a la sinceridad y plantear tu inquietud directamente: tal vez no descubras la verdad, pero si tu pareja te está ocultando algo, lo vas a notar enseguida. No aceptes acusaciones como contestación a tus dudas. Escucha lo que tu pareja quiere decirte: deja que se explique aunque no des crédito a sus palabras. Un engaño puede acabar con una pareja o si se supera, la puede hacer más fuerte.

La comunicación entre una pareja


Es verdad la dicha que dice: Dos no se pelean cuando uno no quiere. Las discusiones siempre son cosa de dos, en parte eres responsable del comportamiento de tu pareja, si realmente te molesta, intenta influir de manera más positiva para no entrar en conflictos que puedan desgastar vuestra relación. Las discusiones se pueden evitar. Cuando tu pareja hace algo que te molesta seriamente, lo mejor es que te relajes, esperes un rato para no contestar en caliente y piensa muy bien lo que vas a decir porque puede empeorar las cosas.
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Confusión amistosa-amorosa


No es la primera vez que, en un grupo de amigos, surge una atracción por dos componentes de dicho grupo. Esta situación puede ser un poco difícil y, sobre todo al principio, no sabrás muy bien si lo que hay es una intensa amistad o una pequeña atracción. Deberás fijarte en su comportamiento y analizar qué es lo que sientes tú por esa persona. Cuando estáis en grupo, esas persona puede actuar de manera diferente a cuando estáis solos.

Estar todos juntos, os facilitará disimular vuestras atenciones a ese amigo por el que creéis que sentís algo. Lo peor de todo, son esos nervios que se producen cuando piensas es si vas a ser correspondido o no. Aunque le gustes a esa persona, puede que tenga tanto respeto por el grupo que no intente proponerte nada por la reacción de todos vuestros colegas.

Por lo tanto, es muy importante plantearse detenidamente los pasos que estáis dando y comprender todas las cuestiones que se pueden plantear: enfados, discusiones, estar en boca de todo el mundo… Si eres el tímido o la tímida del grupo tu situación puede ser mucho más difícil. Normalmente es más difícil conocer a las personas más calladas y cortadas, por lo que la otra persona no sabrá si te gusta o no.

Recuerda que, a veces, el coqueteo puede romper fácilmente amistades. Analiza el comportamiento de la otra persona, tal vez, descubras que es igual de cariñosa con todo el mundo y que te estabas equivocando en lo que pensabas.

Discusiones entre parejas


Las diferencias de opiniones en las parejas son muy normales. Argumentar diferentes posturas en según qué conversaciones puede hacer que la pareja se encuentre con algún pequeño conflicto, nada preocupante, si los dos saben comunicarse a la perfección. Algunas personas evitan tener estos “encontronazos” y prefieren no expresar su opinión.

El problema llega, cuando estos pequeños conflictos se sacan de contexto y se termina produciendo una discusión que puede llegar a estar protagonizada por insultos e incluso intimidaciones violentas. Este tipo de comportamiento es el que perjudica seriamente a la relación. Discutir, no está mal pero sabiendo donde están los límites. Presentar unos buenos argumentos puede hacer muy interesante esta “conversación-discusión”.

Los conflictos graves, pueden ser causa del miedo y la hostilidad, la ira y el resentimiento. A menudo, una de las primeras armas que se utilizan son los gritos. Se dice que la comunicación está directamente relaciona con el volumen de voz, es decir, cuanto más fuerte habla una de las partes, menos entiende la otra. Cuando sepas que vas a discutir, utiliza un tono normal e incluso un poco más bajo de lo normal para gestionar mucho mejor esa situación.

Debéis asumir la responsabilidad del problema. Puede que la culpa no la tengas tú pero, intenta explicarle a la otra persona los motivos de una forma entendible y correcta. Muchas personas, se ponen a la defensiva cuando comienza un conflicto y enseguida comienzan a utilizar el “tú”: “tú me dijiste”, “tú también hiciste”… intenta dar tus argumentos con un “yo”. De esa manera explicarás claramente tus motivos y el problema se solucionará mucho antes.

Decir la verdad


Sea cual sea el tipo de relación que mantienes con alguien, la “verdad” debe estar presente desde el principio. Todos queremos que no nos mientan ¿verdad? Tanto tu pareja como tú, os merecéis deciros la verdad de todo lo que sucede en vuestra relación. Dado que todos tenemos diferentes sistemas de valores y diferentes maneras de ver la realidad, dos personas pueden tener interpretaciones totalmente diferentes acerca de lo que significan ciertos actos.

Cuando mantienes una relación con alguien, ambos debéis tener muy claros una serie de valores conjuntos que primaran en vuestros actos. Decir la «verdad», dependerá totalmente de la capacidad de la persona para saber cuál es su verdad. Debéis conoceros muy bien y ser honestos con vosotros mismos.

No existen recompensas por mentir. Las mentiras se irán acumulando en un mundo paralelo a la relación que, tarde o temprano, sólo traerán problemas a vuestra unión. Ocultar la verdad puede convertirse en algo muy molesto, frustrante y dañino para la otra persona. Estúdiate a ti mism@ para saber cuál es la verdad:

Buscar dentro de ti para descubrir si estás preparad@ para no engañar o mentir a tu pareja.
– No es fácil asumir una mentira, más que nada, por el después. Analiza la situación y habla con la otra persona.
– Escucha a tu pareja. Tal vez, estas mentiras vengan por unos motivos que puedes llegar a entender si no pierdes lo nervios durante la conversación.
– Tómate tu tiempo y despeja tu mente: ¿mientes? ¿te mienten?

Aprender a controlar la ira


La ira, es una emoción muy fuerte en nuestro organismo; son una serie de sensaciones que nos llevan al descontrol e incluso a no pensar y actuar impulsivamente, hasta llegar a desconocernos a nosotros mismos por nuestras propias acciones.

Es una respuesta agresiva que vamos aprendiendo de nuestro medio, y que observamos que tienen ciertos resultados en nuestro entorno. En muchos casos durante nuestra infancia hemos aprendido que es la forma de conseguir lo que queremos.

Esto puede ocasionar serios problemas en la calidad de vida, por lo que es necesario tener en cuenta estos consejos para suprimir o reducir la ira:

Analiza las causas del enojo: Emociones como el miedo, estrés, etc, son sustitutos de la ira, por eso hay que cuestionarse qué es lo que provoca el enojo.

Comprende a tu pareja: debes encontrar qué es lo que motiva el desacuerdo para evitar que nazca una discusión.

Integra el respeto y la prudencia: Antes de decir un comentario hiriente piensa en cuál sería tu reacción al recibirlo.

Identificar las reacciones del cuerpo: Si existen dificultades para respirar, pulso acelerado, etc; es señal de que hay que calmarse.

– Trata de detener tu pensamiento negativo: Sustituye sentimientos y pensamientos negativos por otros positivos para evitar sentirte controlado por la situación.

Cambiar de entorno: Salir a caminar, escuchar música, incluso recurrir al humor pueden ayudar a controlar el enojo.

No olvidéis que la ira es una respuesta aprendida que se ha instaurado tan profundamente en cada uno de nosotros, que casi creemos que «así somos». Pero en realidad podemos aprender formas de controlarnos, de actuar distinto y de ganar y obtener el respeto y admiración de quienes nos rodean.