Una vida sin compañía


La vida sin compañía es muy dura y muy difícil cuando dicha soledad es real en todos los ámbitos. Sin embargo, es muy difícil que una persona esté totalmente sola en este mundo. Por supuesto, existen casos y dicha soledad va en aumento en momentos como la Navidad o las fiestas de cumpleaños. Sin embargo, el lado positivo es que siempre se puede buscar remedio incluso a la soledad.

Por ejemplo, existen organizaciones de voluntariado con las que puedes participar. De este modo, además de poner en práctica el arte de dar y la generosidad, también tendrás espacios de humanidad en donde es mucho más fácil entablar contactos y hacer nuevos amigos. El cariño es fundamental a lo largo de la vida.

Por otra parte, aquellas personas que viven solas también pueden plantearse la opción de compartir piso con otras personas que también estén solas. Se trata de una opción habitual en la etapa de estudiante universitario pero con la crisis, esta opción también es una tendencia al alza.

En relación con la soledad, uno de los problemas más graves de la pérdida de empleo es el posible aislamiento social. Al final, los desempleados de larga duración tienen la sensación de pertenecer a ninguna parte. Y es que, el trabajo también nos reporta un sentido de pertenencia, gracias a la función realizada, al contacto con los compañeros de trabajo… De hecho, en las propias conversaciones con amigos es habitual que salgan temas profesionales. Por ello, aquellos que están en el paro también evitan ciertos planes para evitar preguntas incómodas y molestas. Lo que menos quiere una persona que está en el paro es que todo el mundo le recuerde su situación.

La soledad en otras ocasiones, es una consecuencia derivada de la propia compañía. Es decir, cuando por ejemplo, una persona queda viuda y tiene que empezar de nuevo.

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