La pareja y los hijos adolescentes


Los hijos suponen para la pareja la confirmación del amor que les une, la prolongación de sus vidas y sentimientos, además, contribuyen a cimentar, en alguna medida, la relación. Cuando se da el paso de formar una familia, la pareja debe enfrentarse a otros retos y hacer otros esfuerzos por mantenerse unida.

Todos los padres pretenden ser perfectos, quieren conseguir todo lo mejor para sus hijos y quieren hacerse parte vital de sus vidas. Cuando llega la adolescencia y la madurez, la independencia natural de los hijos causa el alejamiento de los padres, porque los hijos van en busca de su propio desarrollo. Llega el momento de cometer errores, concebir de manera diferente lo que es la libertad y, como no, llega el típico “choque generacional”.

Es el momento de las discusiones, de las imposiciones, de la rebeldía juvenil y de la difícil tarea de ser padres. Con la adolescencia llega el momento de tener que enfrentarse hasta la pareja. Aunque muchos no lo crean, los hijos también pueden ser motivo de distanciamiento. Este distanciamiento, en los peores de los casos puede desembocar hasta en una separación o divorcio.

¿Cómo mantener la unión de la pareja sin que el desarrollo de los hijos afecte a la misma? Solo hay una manera de lograrlo: manteniendo la comunicación entre ambos contra viento y marea. Se debe ser sincero respecto de lo que ocurre, aunando sus ideas y discutiendo sobre cómo sobrellevar la relación padres e hijos para encontrar una estrategia compartida. Sobre todo, hay que pensar que la unión de la pareja también preserva la estabilidad de la vida de los hijos, y que mantener un frente común es beneficioso para todos.

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