La rutina en una pareja


Aunque existan muchos tópicos que afirmen que el amor es indestructible, lo cierto es que hasta la relación más sólida puede sufrir el desgaste de la rutina y el estancamiento, llenando de dudas a la pareja ante la pérdida de encanto que vivieron al comienzo de su relación.

Entonces los antes amorosos amantes ya no se besan, acaban desconociendo los deseos más íntimos de su pareja y ni se molestan en saberlos al igual que tampoco piden gratificar los propios. Las fantasías se acaban y el repertorio de intercambios verbales en el terreno erótico casi desaparece.

La primera razón de existir de una pareja es su íntima satisfacción y si ésta se acaba, todo lo demás es formal. Cuando los miembros de la pareja gozan de dinamismo personal, se puede decir que aunque las circunstancias repetitivas de su vida induzcan a la rutina es posible que mediante una buena comunicación sea más fácil introducir unas variables que hagan la convivencia menos pesada. Si uno de los dos carece de ese dinamismo, se convertirá en un peso para quien intente tirar de la otra persona proporcionando nuevas iniciativas poco probable de ser aceptadas. Si ninguno de los dos lo posee, la convivencia se puede convertir en un acuerdo tácito de vivir aburridos el resto de sus vidas.

Pero en estos casos puede ocurrir que alguno o los dos, busquen fuera la novedad y estímulos que les devuelvan sus ilusiones e iniciativas. Pero… ¿cómo podemos combatirla?

• Dejar que las sorpresas tengan un papel en la vida diaria, por pequeñas que sean
• Cultivar nuevas aficiones.
• Visitar lugares diferentes.
• Que cada cual redescubra en su interior cualidades que posiblemente aún no se han manifestado.

En definitiva cabe destacar que el amor perdido se puede recuperar siempre que las dos partes se esfuercen en ello.

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