Enamora con tu ingenuidad


Existen algunas personas que tienen una ingenuidad muy bonita, en cierto modo, se entiende como una frescura que logra atrapar a los demás. Y es que, no es habitual que alguien después de los treinta años cuando ya ha tenido decepciones y dolor, logre mantener intacta su fe y su confianza plena en los demás. De este modo, muchas personas empiezan a ponerse corazas y a protegerse de los demás para evitar volver a sufrir.

Sin embargo, la ingenuidad también tiene su peligro cuando no tiene límite. Es decir, no puedes confiar en la primera persona que se cruza en tu camino, simplemente, porque ha sido amable contigo. Debes dar tiempo al tiempo, tener paciencia, observar el modo de ser del otro y su forma de actuar.

Por ello, siempre es positivo a la hora de empezar a quedar con un nuevo amigo o con una pareja que quedes a tomar un café. Un plan sencillo que favorece la conversación y el diálogo, es decir, que potencia el poder de la palabra. Por otra parte, debes ser prudente y no contar todo de tu vida privada, al revés, debes darle valor a tu intimidad. Por ello, puedes hablar de otros muchos temas: tus aficiones, tu trabajo, algún deseo que te gustaría cumplir, tus amigos, viajes, ocio, planes, libros… Las alternativas son muy amplias.

Además, en un primer momento, es preferible que no des todas las formas de contacto a la otra persona. Es decir, no le des tu número de teléfono, tu correo electrónico y tu facebook sino que debes optar por una de estas posibilidades. La ingenuidad tiene muchos puntos positivos ya que te permite ser agradecido con la vida e ilusionarte con las personas que vas conociendo a lo largo de los años de una forma mágica.

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