Bienestar en el corazón


El amor o el desamor llenan el corazón de bienestar o de malestar. Cuando estás ilusionado con alguien, te sientes enérgico, vital, eres más positivo, tienes más optimismo al empezar el día, la vida parece más bonita, el futuro se ve con más claridad… En definitiva, el corazón se muestra en plena forma lleno de vitalidad y de juventud. El amor rejuvenece el espíritu por ello, las personas mayores que vuelven a enamorarse se sienten más seguras de sí mismas. Pero el corazón, en muchos momentos, también se convierte en una mochila que va cargada de malestar cuando la sombra del desamor hace acto de presencia: soledad, indiferencia, resentimiento, dolor, falta de fe en el futuro, dudas, problemas de autoestima…

En muchos casos, de hecho, se pasa del bienestar al malestar en cuestión de unos minutos. Así sucede, por ejemplo, cuando te deja la persona que quieres y rompe contigo. En ese caso, el contraste de sentimientos hace que la sensación de malestar sea mayor en medio de la nostalgia de ese bienestar que se anhela. Las mariposas en el estómago quedan atrás para dar paso a un nudo de tristeza en la garganta que no se va aunque quieras. No existe ningún tipo de remedio mágico para superar el desamor, más que el de dar tiempo al tiempo. Sin embargo, en los primeros días, el grado de malestar reflejado en el llanto, el cansancio y la apatía puede ser intenso.

El amor y el desamor influyen en la vida diaria de una persona. Tocan tan de cerca su núcleo esencial, que es imposible que algo tan íntimo como el dolor de un desamor no afecte, por ejemplo, en tu rendimiento académico en la universidad. El amor es una prioridad en la vida de muchas personas por eso, al ser una prioridad, duele tanto.

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